Separen 22 minutos para apreciar estos visuales que erizan la piel.
La página www.havana-cultura.com incluyó un documental de 22 minutos sobre la visita del grupo puertorriqueño Calle 13 a Cuba.
El valor del proyecto audiovisual, de Léa Rinaldi, radica en que se contextualiza por qué fue importante para la agrupación de música urbana y para el pueblo este encuentro en el país caribeño. Por medio de entrevistas a los líderes de Calle 13, René Pérez (Residente) y Eduardo Cabra (Visitante), y varios músicos, imágenes de la conferencia de prensa y segmentos del concierto gratuito del 23 de marzo de este año, se explora la propuesta artística y de contenido del grupo. Además se presenta a un público fascinado e identificado con las canciones de los boricuas.
En su conversación, Residente explicó que prefiere ponerle el sello de “urbano” al grupo, más que el de “social”. Igualmente, instó a la unidad entre los pueblos caribeños y latinoamericanos. Conversó, además, sobre cómo su música mezcla muy bien con distintas temáticas de denuncia, sexo, amor, cotidianidad y política.
Visitante, por su parte, conversó sobre lo que representó para ellos, como puertorriqueños, pisar suelo cubano. El músico se mostró un tanto incrédulo por no haber visitado previamente a Cuba por la cercanía y por los lazos culturales e históricos que comparten ambas naciones. Dejó entrever su lamento por las limitaciones que tenemos para visitar la isla por Puerto Rico ser una colonia de Estados Unidos.
El primer espectáculo de los artistas en marzo pasado se escenificó en la tarima de la Tribuna Antiimperialista José Martí, justamente al lado del malecón de La Habana.
Los visuales del documental son impresionantes, aunque vivirlo fue mejor. Tuve la oportunidad de cubrir este evento junto con la colega fotoperiodista Ana María Abruña, y, aunque sabía la relevancia del evento, con la presencia de más 200 mil cubanos, este nutrido documental me permite observarlo desde la distancia. Ese día se sintió una energía especial por la alegría de tanta gente en un mismo lugar. La imagen de ese momento parecía una postal, por el atardecer y por los golpes del agua de mar con las paredes del malecón.
Para mí, fue revivir ese momento irrepetible. Un instante en el que la alegría tenía muchos rostros.
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