La tiene difícil quien se ponga a buscarle un defecto a Sammy Ayala. Del gentío que abarrotó la funeraria La Cruz, en Santurce, la noche del sábado, solo se oyeron flores para el cantante y compositor de música puertorriqueña que falleció la noche del miércoles víctima de cáncer.
“De Sammy nadie puede hablar na'... na'”, destacó el maestro de bomba y plena Jesús Cepeda al secundar las palabras de su colega Ángel Luis Torruellas y Lourdes Caridad Ayala, una de los hijos de Carlos Samuel Ayala Román, su nombre real. A Sammy también le sobreviven sus hijos Carlos Luis “Luisito” y Nayda Esther Ayala.
Con la bandera de Estados Unidos de fondo y una foto en uniforme de marino mercante, el salsero boricua recibió un adiós, además, de parte de Moncho Rivera, Nacho Sanabria, Che Delgado, Rafy Cortijo y Billy Van, entre otros exponentes del ritmo afroantillano.
Humilde, buen administrador, honesto, talentoso y visionario fueron algunos de los calificativos que adjudicaron al intérprete y compositor de temas como Lo mucho que te quiero, Dios los cría, Lo sabía y Lo dejé llorando, canción que dedicó a su hijo mayor, Carlos Samuel “Sammito”, quien murió el año pasado.
“Dejaba de ser de él para ser de los demás. Conocía a todo el mundo y hasta el último momento recordó cada nombre. Sin exagerar, era un verdadero hombre de pueblo, era excepcional”, expresó a este diario Lourdes Caridad Ayala mientras un grupo que acababa de llegar se unía a las decenas de personas que permanecieron a las afueras de la funeraria de tan llena que estaba.
Confirmó que los restos de su padre serán llevados a las 11:00 de la mañana del lunes a Trastalleres para una plenada. Luego, se transportarán a la Placita de los Salseros –al otro lado del Santurce en el que creció– para otro rumbón tras el cual ocurrirá el sepelio en el cementerio de Villa Palmeras, donde yace uno de sus más queridos compañeros en la música, Rafael Cortijo.
Que el nombre de esos dos barrios no sea extraño para los puertorriqueños de otros pueblos y de Nueva York se debe, precisamente, a la gesta de esos dos maestros, según Jesús Cepeda.
“Desde los años 50, cuando se juntaron, Sammy Ayala y Cortijo pusieron los barrios en el mapa. Nuestras preocupaciones, nuestras identidades y nuestra gente siempre estuvieron representadas por Sammy hasta el final”, destacó el folclorista al recordar que grabó con el cantante los temas Ahí na' ma' (1988) y Qué lástima (1989).
“Además, trabajar con él era una tranquilidad porque era buen administrador y se podía confiar en él para manejar dinero”, añadió Cepeda. El plenero coincidió con su colega Torruellas al identificar a Ayala como “visionario”. “Cuando no existía la salsa, ya él la hacía. Siempre se anticipó”, aseguró Ángel Luis Torruellas.
Golpeado por el cáncer
Lourdes Caridad puede dar fe de esas apreciaciones, pues cuando era niña se escapaba para presenciar los ensayos de Cortijo y su Combo y los Cachimbos, narró.
“Pero lo más importante es que antes de morir mi papá aceptó a Papá Dios”, afirmó haciendo eco de las palabras de Elizabeth Ayala, hija de Sammito y madre del bisnieto menor de Sammy Ayala, Alexis David Colón, de un año.
Elizabeth narró que apenas hace unas semanas los médicos descubrieron que su abuelo tenía cáncer en estado de metástasis en diversos órganos internos del cuerpo, por lo que decidieron no darle tratamiento.
“Después de ese golpe, él aceptó al Señor y esa ha sido nuestra tranquilidad”, manifestó la también cantante.
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