Desde tempranas horas del día ponceños y visitantes llegaron hasta el complejo para rendir tributo y un último adiós al bolerista y salsero.
Personas de todas las edades, muchos de estos salseros de pura cepa, esperaban pacientemente en las afueras del lugar. Algunos con camisetas y panderos en espera de su gran ídolo.
Eddie Ginorio, ponceño residente en Nueva York, llegó desde las 7:00 de la mañana a acompañarlo hasta su última morada.
“Crecí con su música y estoy muy triste con lo sucedido”, sostuvo el hombre.
Este describió al bolerista como una gran figura y orgullo de todos los ponceños.
“Su legado no morirá”, dijo Ginorio.
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