El salsero está decidido a rescatar los bailables en Puerto Rico y Estados Unidos.
Los ritmos tropicales le corren por las venas. No es que vea mal coquetear con géneros urbanos como el reguetón o el trap. Pero a él lo que lo mueve es la candencia de la salsa y sus vertientes.
Por eso extraña tanto el concepto de los bailables, que hace décadas fueron tan populares en la Isla, así como el hecho de que Puerto Rico sea reconocida como una cuna de exponentes de esta música caribeña, como lo fue en antaño con grandes como Héctor Lavoe e Ismael Rivera.
Esa nostalgia inspiró al intérprete Michael Stuart a la creación del tema Yo soy Nueva York, que si bien hace referencia a sus raíces en la ciudad que lo vio nacer, transporta al oyente al movimiento musical de la década de los setenta.
“Como salsero que soy la preocupación me estaba arrancando la cabeza de no ver bailables, de no ver gente buscando lugares dónde bailar porque no existen”, lamenta el responsable de éxitos como Amor a primera vista y Casi perfecta. “Lo único que hay para los salseros en Puerto Rico es el Día Nacional de la Zalsa. Demasiado reguetón, y eso está chévere porque ese género está ahí, eso no lo saca nadie. Pero, ¿por qué está tan pega’o? Porque pone a mover a todo el mundo”, observa el cantautor en entrevista telefónica desde Miami, Florida.
Por eso no se resigna, e ilusiona que haya un despertar no solo para la vieja generación, sino también para la que va creciendo.
“Lo estoy tratando de rescatar, para el bailador que no tiene dónde bailar, y el joven que le gusta la salsa pero que no le gusta ir a los bailes porque considera que es de viejo, como dicen ellos, como dice mi hijo”, revela entre risas el padre de Jean Michael, de 17 años, quien reside en Virginia.
Aunque respeta el auge de temas con un enfoque más romántico en este ritmo latino, insiste en que “la salsa es rumba es para el cuerpo. Cuando La Fania All-Stars, la gente no estaba al frente parada mirando. Estaba todo el mundo en pareja, bailando. Y eso no existe. Existe en los festivales que hacen grandes en Panamá, Guatemala, Perú y esos lugares, pero no en Puerto Rico”.
Sobre el tema en promoción, que ya está disponible a través de las principales plataformas digitales, comparte que en el proceso creativo se adentró en los orígenes que definieron el género en la ciudad neoyorquina hace décadas.
“Dije, ‘si quiero hacer salsa dura de Nueva York, tiene que sonar a Nueva York, tienen que grabarlos músicos de Nueva York. Tengo que tener la esencia y la vibra de Nueva York’, y eso fue lo que pasó. Es un tema que te transporta totalmente a los 70. Te levanta esa nostalgia de lo que era Johnny Pacheco, Larry Harlow, Eddie Palmieri, Richie Ray, Bobby Cruz”, compara el artista, quien a la par trabaja en más canciones. “Estoy grabando boogaloo, bolero, charanga, chachachá. Ritmos de salsa que ya no se hacen”.
Por otro, el vocalista, quien vivió en la Gran Manzana hasta sus seis años, quiere dejar claro que nacer en otro lugar no le resta a su orgullo boricua. “Ahora mismo te puedo decir que soy Nueva York en esencia, en personalidad y corazón. Pero la sangre completa es Puerto Rico. Yo soy Caribe hasta lo último”.
Un papá derretido
En su faceta como padre, comparte la emoción de disfrutar cada etapa con la pequeña Mila Rose, de solo diez meses de nacida, y quien es producto de su relación con Mónica Pérez. Si bien Michael hace énfasis en cuánto le enorgullece su hijo y el gran amor que siente, compara que son dos vivencias distintas.
“Mi nena cambió todo porque el hijo siempre vivió con su mamá. Acá la diferencia es que, primero, es nena, y otra, que está con nosotros todos los días. La crianza es distinta”, compara el artista, quien reside en Orlando, Florida. “Me tiene metío en el bolsillo. Me tiene loco. Es una traviesa, hermosa, charlatana, manipuladora, juguetona (ríe). Lo tiene todo”.
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