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Monday, July 22, 2019

UN REENCUENTRO CON LOS HIJOS DEL REY

 Luisín Martí es un innovador que genera y desarrolla muy buenas ideas comerciales, tanto en el campo de los negocios en general, como en el espectáculo en particular.   Pero es que además Luisín es un una persona de sobresalientes condiciones humanas, un buen tipo, y por eso le va bien.   Hijo de Luisito Martí, artista dominicano protagonista de un proceso notable de desarrollo y superación personal, sobre la base de organización, persistencia y metodología, Luisín es quien en mayor medida heredó la vertiente musical de su padre.

 Los demás:
Kaki, Robert Luis y Omar, se inclinan por otras facetas, humor, malabarismo, magia, escenografía, producción televisiva, etcétera.  Pero Luisín, quien siempre relata que hacía las labores de monitoreo de los temas que lanzaba la orquesta Sonido Original, que lideraban su padre y Anthony Ríos, desarrolla a partir de entonces un extraordinario olfato, que le ha propiciado abrir una brecha comercial en la música.

 Con los Martí Productions, se ha iniciado una tendencia interesante para recrear momentos de la música, sobre todo tropical, que otros empresarios no percibían con potencialidades de generar demanda de taquilla.  Así han brillado los pasados eventos de los Martí Productions, aunque el más reciente estuvo basado en dos figuras de principalía, como José Alberto – El Canario- y Raulín Rosendo.
 Precisamente, dentro de los aspectos de promoción del que se convirtió en un exitoso espectáculo en términos artísticos y de convocatoria, se dio un junte de esas dos figuras con Fernando Villalona, en el Show del Mediodía.  Aunque Iván Ruiz, conductor y productor del Show, habló de “improvisación y descarga”, está claro que Villalona tenía preparado un collage de temas clásicos de la legendaria banda Los Hijos del Rey.

 En 1976, Wilfrido Vargas se batía casi a muerte con Johnny Ventura y su Combo Show, al punto que locutores y cronistas de arte se dividieron entre ambos bandos e incluso colaboraban para desarrollar tácticas de combate en la guerra por las preferencias del público.   Precisamente, la creación del Sonido Original se desencadena cuando Ventura rompe su ya para entonces clásico Combo show, que a su vez constituyera una revolución frente a las bandas grandes que interpretaban el merengue tradicional para inicios de los años 60.

 Consolidado como una agrupación enquistada en el gusto de la gente, Wilfrido comienza a convertirse en una marca, una corporación capaz de engendrar orquestas satélites.  “El Nuevo Poder de la Música”, bautizado así por Joseph Cáceres o Enrique Fernández (el punto histórico está en discusión), con la asesoría de José Andrés Pena Manso. Willy Rodríguez, Guillermo Henríquez y Cholo Brenes, recluta a Fernandito Villalona, joven baladista, quien tras conquistar al público en un festival de canto, languidecía en la inactividad.

 Con la orquesta Los Beduinos, graban el tema Tatico Henríquez, y le montan la voz de Villalona, lanzándole como merenguero.   Para conformar Los Hijos del Rey, Wilfrido alinea a una pléyade de músicos jóvenes, greñuses e inquietos, llamados cada uno por su lado a convertirse en estrellas individuales de nuestra música.

“El Conjunto Electrizante del Merengue”, promovido en la voz de Arturo Suero Márquez, debuta nada menos que al lado de Las Estrellas de Fania, en Santo Domingo, y arranca un extraordinario fenómeno que incluso estremece a la propia banda de su creador y sustentador, los Beduinos de Wilfrido Vargas.
 Son innumerables las anécdotas que relatan los protagonistas de Comunicación de entonces, pero se habla de que los celos por la penetración y foco alcanzados por Los Hijos y sus cantantes Fernandito y Raulín provocó la salida de Sony Ovalles, pianista de los Beduinos, y del estelar merenguero Vicente Pacheco, quienes formaron los Genuinos.

 Advertido con tiempo de la rebeldía, Wilfrido acogió la recomendación de Guillermo Henríquez para incorporar a Sandy Reyes, vegano que se disputa con Alex Bueno el título histórico de mejor cantante de merengue.

 Pero los Hijos del Rey eran más, la idea de colocar en su frente a dos jóvenes disciplinados en las artes marciales, estudiantes radicados en Nueva York, y que incursionaron en el baile en esa urbe, se constituyó de hecho en un grandioso plus para la banda.  En efecto, Tito y Luis Kenton influyeron sobremanera en las tendencias juveniles de la época, todos los muchachos querían bailar, vestirse y tener el mismo corte de pelo de estos extraordinarios bailarines y coreógrafos.

 Bonny Cepeda, con arreglos innovadores y digitación prodigiosa; July Mateo – Rasputín-, en la trompeta; José Lucia en la percusión; Coca Cola en el saxo; Merete; Bolivita Quiñones; San Luis; Fermín Cruz; Johnny Tulanga; Tamboruru; Barco Viejo; Manuel La Güira, Dioni Fernández; La Picúa; Robert Jeandor y Sergio Hernández, en diferentes etapas, se catapultaron a la gama e hicieron grandes aportes.

 Se recuerda, que divididos los Hijos del Rey en dos versiones, el fanatismo de Sergio Hernández hacia Fernando Villalona era de tal grado, que abandona su posición de líder en la otra facción y se integra junto al de Loma de Cabrera y Raulín Rosendo.

 Posteriormente, Los Hijos de Rey se convierten en una especie de franquicia, de orquesta madre de la que salen muchas, y que sin dudas la más exitosa es la de Fernando Villalona, quien pasa a ser “El Mayimbe”.

Sin embargo, para los años de mayor efervescencia del merengue, Los Hijos del Rey, regenteados por Cholo Brenes, explotan los mercados internacionales, sobre todo Puerto Rico y Colombia.
 Con un frente dinámico y juvenil, conformado por Jacinto Gantier, Rafelín Hernández y Sergio Vargas, se adjudican el mote de “Los Menudo del Merengue”, por el dominio escénico que desplegaban al ejecutar sus temas, en especial, los derivados de las islas del Caribe, como “Pilandera”.  Inspiraron la creación de otras bandas radicadas en el exterior, tales como Los Hijos de Puerto Rico y Los Nietos del Rey.

 Los Hijos también se ocuparon de reivindicar nuestro folclore, con “Tatico” y “Compadre Pedro Juan”; las letras de autores depurados, de la talla de Víctor Víctor, con “La Casita” y “Se Supone”; tributar a nuestros grandes compositores, con “Un Brindis por Juan Lockward”, e incluso incursionaron en musicalizar a poetas como Franklin Mieses Burgos.

 Se inscribieron en la corriente de la salsa social, a partir de la impronta de Rubén Blades y Willy colon, con Puchula, y también hicieron bien chraranga en la onda de Charlie Palmieri.   Por todo esto, considero que Luisín Martí, en sociedad tal vez con Luis Medrano, son los llamados a recrear en un gran espectáculo lo que la era grandiosa de Los Hijos del Rey.

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