El teatro nacional Miguel Ángel Asturias, en la capital del país, acogió el primer recital del artista en el país centroamericano, un paseo por las geografías más íntimas del cantautor.
Sobre la noche, huidiza como todas las noches sin estrellas, sobrevolaba la figura de la que fuera esposa y mánager de "El Cigala" durante más de dos décadas, Amparo Fernández, cuya muerte parece haber teñido de nostalgia el canto del artista.
"Te extraño como los árboles extrañan al otoño"..., una retahíla de versos que desde el fallecimiento de su mujer han cobrado una nueva dimensión; como si cada arrebato de su boca fuese una rebelión que le recuerda esa promesa: "Hasta el fin te querré".
Con el único respaldo de su voz rota y el rumor embriagador del piano, "El Cigala" ha mostrado a Guatemala, en su primera visita al país, la fusión salitrosa del flamenco y los ritmos latinos.
Tras su viaje al tango y al bolero, iniciado en esa fusión mágica que fue el disco "Lágrimas Negras", editado junto al maestro de lo cubano Bebo Valdés, "El Cigala", afincado desde hace unos años en la República Dominicana, mira ahora a la salsa como horizonte para sus nuevos sonidos.
Mas su recital de esta noche en Guatemala fue sobre todo una historia de "El Cigala" más íntimo, ese que solo sabe querer "noche y día".
La cita centroamericana forma parte de una gira mundial que ha llevado al cantaor a países tan distintos como México, Japón y Australia, antes de embarcarse en la grabación de su próximo disco.
Nacido en Madrid en 1968, Diego Ramón Jiménez Salazar inició su carrera en solitario con el disco "Undebel" en 1997. Entre sus grabaciones están "Lágrimas negras", junto a Bebo Valdés, "Picasso en mis ojos" y "Dos lágrimas".
Después de Guatemala, "El Cigala" actuará en Costa Rica el próximo día 29, El Salvador (30 de abril), Panamá (3 de mayo) y cerrará su gira latinoamericana con una doble cita en Colombia: el 5 de mayo en Barranquilla y el 6 en Pereira.
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