En su natalicio, familiares, amigos y fanáticos recordaron ayer a Ismael Rivera en el cementerio de Villa Palmeras.
Mientras el legado se escuche, Ismael Rivera seguirá vivo. Esa es la consigna de un grupo de amigos, fanáticos y familiares del “Sonero Mayor” que no olvidan su gesta cultural en la música puertorriqueña y latina.
En memoria de su natalicio, una veintena de familiares y amigos celebró ayer un belén en el cementerio de Villa Palmeras, en Santurce. La voz de Las caras lindas nació un 5 de octubre de 1931. Ayer se cumplieron 85 años.
Desde el 1987, año en que el salsero murió, se realiza el acto conmemorativo frente a su tumba. Entre anécdotas personales, entre vecinos y seguidores, y al ritmo de la bomba y plena, géneros que abordó con dominio Maelo, se recordó la vida del cantante adorado en Panamá, Venezuela, Perú y Colombia, entre otros países.
Ivelisse Rivera, hermana del sonero, lidera la convocatoria que le provoca emociones encontradas.
“Esta fecha siempre me emociona, porque aunque la gente viene aquí y recuerda a Ismael con música, en mi caso no deja de ser duro pensar en su vida. Fue mi hermano mayor y aunque hoy (ayer) se conmemora su natalicio, en mi mente está el recuerdo de su último día. Hablé con él en la mañana y en la tarde murió”, reveló Ivelisse, que fue la única de los hermanos que asistió al cementerio.
Ivelisse es la propulsora de la Fundación Ismael Rivera y aprovechó la oportunidad para pedir “manos amigas voluntarias” para continuar con el desarrollo de la organización sin fines de lucro.
Otro de los asistentes fue el director del grupo Atabal, Héctor Atabal. Hace cinco años que visita la tumba y su deseo es exhortar a los puertorriqueños a reclamar que se institucionalice el 5 de octubre como el Día de Ismael Rivera.
“En otros países como Panamá, Colombia y Perú, Ismael es recordado como uno de los grandes y aquí en su casa no nos podemos quedar atrás. Tenemos que institucionalizar este día como el Día de Ismael Rivera. Si logramos eso habremos logrado mucho. Este es su país y su patria”, expresó Atabal, previo a unirse a otros pleneros para tocar el belén.
Además de los músicos, el joven Dulce de Coco realizó una declamación inspirada en la vida del cantante.
Fanático número uno
Entre los seguidores del cantante existe un fanático que se distingue en el cementerio. Se trata de Luis Alberto Cintrón, residente de Aguas Buenas, quien lleva 29 años visitando la tumba en cada natalicio.
El fanático, que exhibió una camisa con la imagen del salsero, llegó a las 9:00 a.m. al cementerio con su radio portátil y medio centenar de casetes del Sonero Mayor. Allí aprovechó y cantó El tonto del amor, tema popularizado por el cantante en el 1975.
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