El saxofonista Crispín Fernández manifestó este domingo que la identidad de un pueblo, la crea el mismo pueblo, en el sentido de que no es relevante si el merengue tiene raíces africanas, lo importante es que el dominicano lo haga suyo.
“Igualmente pasa con la bachata, somos creadores de nuestra identidad”, manifestó al participar en “Los Sabios en la Z”, cuyo contenido estuvo orientado al merengue como ritmo nacional.
Según argumentó, muchas personas asumieron como una maldición cuando el acordeón reemplazó a la guitarra en el merengue (por tener este instrumento menos recursos), sin embargo él lo defiende con entereza al precisar que con el acordeón no se puede expresar tristeza.
“Cuando llegó el acordeón, este no permitía expresar musicalmente un tono triste o tonos menores, por eso yo lo considero una bendición, para que el pueblo no tuviera que llorar sus calamidades o que si las llorara, entonces lo hiciera en tono mayor”, expresó.
Para muchos músicos se trató de una degradación en término estrictamente musical, mientras que para Ramón Alburquerque significó grandes aportes en términos sociológicos.
Y para los detractores de la tambora, Crispín Fernández externó, especialmente a los que conocen el patrón rítmico, la que lo importante no es el instrumento sino la célula rítmica.
Destacó Fernández que el saxofón, según los historiadores llegó en 1860. Precisó que a pesar de no tener maestros, muchos dominicanos se han destacado esa área señalando entre ellos a Tavito Vásquez y a Félix del Rosario.
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