Para el productor Ramón Sánchez la última generación de salseros tiene que apostar a la originalidad si quiere sobresalir en el género.
Nuevas voces han surgido en la escena puertorriqueña de la salsa durante los últimos 15 años y han despertado con sus propuestas la esperanza de que mantendrán con vida el género.
Figuras de la llamada “nueva generación”, como NG2, N’ Klabe, Juan Pablo Díaz, Orquesta El Macabeo, Willito Otero, Pirulo y la Tribu y Carlos D’ Castro han buscado con sacrificio y tesón un lugar dentro de un género cuya fanaticada históricamente ha sido evasiva a todo aquel estilo que se aleja de lo tradicional.
Pero entrar en el corazón de los salseros de la mata no es el principal obstáculo que enfrentan estos talentos jóvenes para poder ser considerados los sucesores de todos esos boricuas que tienen su nombre estampado en la historia de la salsa. De acuerdo con el productor y arreglista puertorriqueño Ramón Sánchez, con los cambios en la industria de la música, cada día es más difícil que un artista nuevo trascienda países y generaciones, como lo hicieran Héctor Lavoe, Ismael Rivera, Cheo Feliciano y Tito Puente, y tal cual ocurre con cantantes como Gilberto Santa Rosa, Víctor Manuelle, El Gran Combo de Puerto Rico, Tito Nieves, Cano Estremera, Tito Rojas y Jerry Rivera, entre otros.
Es harto conocido que ante la merma en las ventas de discos que vino con la digitalización de la música, cada día existen menos compañías disqueras que quieran invertir en un artista y brindarles exposición mediática e internacional. Esa divulgación es vital para el éxito de cualquier artista.
“La salsa siempre ha estado en buenas manos, no solo con esta generación, sino con todas las con las que yo he tenido la oportunidad de trabajar. El único handicap (obstáculo) que tienen estos jóvenes en particular es que una parte bien importante de la ecuación, que es la compañía discográfica o la persona que hace la inversión, está ausente”, explicó el también profesor de la Universidad Interamericana.
“Estamos en un momento en el que crear estrellas como las que se creaban antes, o sea, crear ese culto, es un poquito más complicado. Crear un salsero de la magnitud de Gilberto (Santa Rosa) o Víctor (Manuelle), lo veo bien complicado porque ellos tienen una trayectoria, llevan de 20 a 25 años grabando, siendo megaexitosos, habiendo tocado en todos los rincones del mundo al igual que El Gran Combo, eso le falta a la generación de ahora, poder tener esa exposición”, opinó.
El pianista, que ha trabajado con el “Caballero de la Salsa”, Víctor Manuelle, Andy Montañez, Maelo Ruiz, Yandel, y algunos de los artistas de la nueva generación, destacó que si bien la música es un arte, cuando esta se convierte en negocio hay que tener en cuenta que el trabajo que se haga resulte atractivo en y fuera de Puerto Rico.
“Cuando es comercio, escribo arreglo y produzco para mi target y me quito un poquito el sombrero de músico en ese momento porque hay que hacer música para que guste fuera de los 100 X 35 (medida aproximada de la Isla)”, sentenció.
“Hay que crear éxitos que sean exportables”, reiteró.
También exhortó a los nuevos salseros a no tener miedo en explorar estilos nuevos, pues podría ser así que encuentren aquel aspecto que los diferencie del resto. Ejemplo de lo anterior, mencionó, es la propuesta con que la voz de Loco pero feliz se pegó en 2013.
“Pirulo siempre fue bien diferente, no se parecía a nada. Las personas que le apostaron a él, le apostaron al 100% y el tipo tuvo un buen equipo de trabajo, se mercadeó superbién”, subrayó.
“Cuando Willie Colón sale, que fue a mediados de los 60, lo que dominaba en la ciudad de Nueva York eran los big bands -Tito Puente, Tito Rodríguez, Machito-, salen estos tipos vestidos calle, tocando una música bien calle con una instrumentación bien reducida e impactan porque la gente no lo vio venir. Ese es un tipo que cambió muchas de las cosas que estaban pasando en la salsa. Cuando Rubén Blades introdujo la lírica social a la salsa, también cambió lo que estaba pasando. Y así, cada época ha tenido una figura destacada”, continuó.
Basado en su experiencia de 30 años en la música, Sánchez instó a los nuevos talentos a emular la manera en que trabajan los artistas urbanos, aprovechar aun más las ventajas que proveen las redes sociales y plataformas digitales, y apostar mayormente por la creación y lanzamiento de sencillos, en lugar un disco per sé.
“Yo creo que si los jóvenes, como están haciendo los artistas de la música urbana, crean su idioma, crean su manera de arreglar, su manera de producir, su manera de hacer sus letras y buscan su manera de promoverse sin depender de otros medios que les puedan cerrar las puertas, yo creo que se puede (trascender)”, afirmó.
“Tratar de rememorar épocas puede ser que le funcione a uno o a dos, pero no va a crear ese culto que crearon un Willie Colón y un Héctor Lavoe en su momento porque ellos se salieron de todo lo que permeaba”, añadió.
Aun cuando no se cuente con el apoyo de una disquera o un inversionista, señaló es fundamental el poder tener un equipo de trabajo que incluya un experto en medios de comunicación que se encargue de desarrollar las estrategias para mercadear su figura y producto de la manera más eficaz, sobre todo en esta era en que los artistas muchas veces escriben, producen, arreglan, graban y mezclan su música.
“Hace falta buscar la manera de que se pueda crear un movimiento que les dé más exposición y se cree esa fanaticada que hace falta porque, por ejem
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