Desde hace unos días circula en las redes un video donde aparece el veterano merenguero de los años 80, Sandy Reyes en una silla de ruedas cantando, mientras comparte con algunos señores mayores. Sí, el que fuera según el propio Sergio Vargas, una de las grandes voces del merengue dominicano, se encuentra recluido en el Centro Geriátrico Asistencial Isabella del Alto Manhathan.
Muchas han sido las voces que se han levantado, resistiéndose a creerlo, pero es así, y el video lo confirma. Al parecer Reyes que ya no tiene la fama de aquellos días, no tiene quien lo cuide y tampoco mucho dinero. Se habla de que en esta etapa sufrió un accidente cerebro vascular
Para quienes no saben de quien se trata, aquí le compartimos una de las entrevistas que le hiciéramos al artista en este diario publicada por la periodista Ynmaculada Cruz Hierro, en la que confiesa su adicción a las drogas, su años tormentosos de niñez, una familia disfuncional que lo llevó a irse a la calle desde los 11 años y todas las situaciones amargas que vivió antes de convertirse en una de las voces más importantes del merengue en los años 80 y 90.
Los vicios
Sandy Reyes, empezó a drogarse desde niño, con apenas 11 años de edad, el popular merenguero se enfrentó a las adversidades de la vida. En busca de ahogar sus penas se refugió en el alcohol, y luego en las drogas.
“Yo vengo de ese patrón, de ver pleitos, y de creer en el machismo. En una ocasión, mi padre golpeaba a mi madre, y me metí a defender a mi madre. En medio del forcejeo me dijo que en su gallinero no podían haber dos gallos, o me iba yo, o se iba él de la casa. Por lo que decidí dejar mi hogar esa misma noche”, comentó en esta entrevista publicada en 2007 en este diario.
En la calle, viviendo solo, comenzó a ingerir alcohol sin ningún control. “Siendo un niño de 11 años llegué a tomarme hasta cuatro cervezas yo solo, y en medio de esos “jumos” me metía en iglesia, la Catedral de La Vega, porque no encontraba donde refugiarme, y allí vomitaba. este sufrimiento me lo tragaba solo”.
En la música
Sandy obtenía su sustento económico dando clases de guitarra en el colegio Inmaculada y cantaba en el restaurante Vega Vieja. “Un día fueron a cantar al Teatro Vega Real Niní Cáffaro, Sonia Silvestre, acompañados del maestro Tito Delgado. Ellos me permitieron cantar y luego me invitaron al programa ‘Nosotros a las ocho”.
Ese fue el inicio de la carrera artística de Sandy Reyes, pues después de su participación se convirtió en un asiduo al programa, hasta que Rafael Solano lo contrató para cantar con su orquesta, tras la muerte de Rico López.
“Este fue mi primer contacto con el merengue.Tenía unos 14 años. Luego me ofrecieron trabajo en el hotel Jaragua, ahí permanecí un año, después me fui a trabajar al hotel Comodoro y allí fue a verme Domingo Bautista, Cholo Brenes y Wilfrido Vargas y me reclutaron para el proyecto Wilfrido Vargas”.
El éxito llegó de inmediato con merengues como “El pájaro Showí”, “Solina, Solina”, “La pringamosa”, entre otros.
Sandy permanece nueve años con Wilfrido y luego funda, junto a Dioni, El equipo de Dioni Fernández. “El guardia del arsenal”, “Yo quisiera” y “Yo te amo más” de Yaqui Núñez fueron algunos de los merengues grabados.
“Luego Wilfrido me llama y regresé a grabar la producción ‘Abusadora’, uno de los merengues más conocidos en el mundo. Este disco contiene los éxitos ‘Cualquiera que te oye’ (Yaqui Núñez). Yo cantaba la mayoría de los temas de la orquesta y luego de este éxito sentí la necesidad de formar tienda aparte”. Es así como hace su agrupación en donde recibe gran respaldo tanto en el país como en Puerto Rico con merengues como: “Tengo un pie aquí y el otro allá”, “El tiburón”, “Enamorar”, “Margarita”, “Mi novia, mi amante y mi mujer” y la famosa balada “Lluvia”. En el 1989 concluye su orquesta y luego logra grabar cuatro producciones que no tuvieron salida.
Durante esa época Sandy Reyes creó su compañía SR récords, y ahora SR Music. La debilidad con los vicios no le permitía salir a camino.
Una de sus últimas presentaciones fue en el homenaje a Wilfrido Vargas en el premio Casandra de 2012.
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